Hola soy Eva y yo pese 91 kilos ...

Vuelve el blog y lo hace con mi parte preferida de este; Las colaboraciones de gente que como yo, un dia decidieron dar una cambio a su vida y empezar a cuidarse como nunca antes habian hecho, adquiriendo nuevos habitos deportivos y alimentarios que han echo que sean personas totalmente diferentes.

Hoy colabora con nosotros Eva, una chica que contacto conmigo a traves del blog, y que tras ver que teniamos varios amigos en común, no dudo ni un instante cuando la propuse contar su trocito de historia en el blog. Os dejo su historia, tan interesante como todas las demas.

Hola soy Eva y yo pese 91 kilos ...

En primer lugar me gustaría agradecer a Gaby dejarme colaborar en este gran blog. Será el mejor “endocrino” que jamás veas, no creo que haga falta que te gastes dinero (salvo el invertido en el gimnasio) para lograr tus objetivos, si nosotros hemos podido… tú puedes!

Mi historia es un poco diferente a las anteriores:

Comenzaré diciendo que ahora peso 64 kilos (27 kilos menos), me ahorro los 2 kilitos ganados fruto de las cervecitas propias del verano…

Jamás me había concienciado de perder peso. Toda la vida jugando al baloncesto hasta que llegas a la universidad y sin darte cuenta… Pum! Te presentas con 15 kilos más en 4 años (más los otros 20 que de por sí me sobraban).

He probado varias dietas sin exito, que si la Dukan, que si los puntos… nada! Dos meses y fin! Para perder peso tienes que querer perder peso y elegir el momento adecuado.

Pues aquí empieza todo…

Me fui a vivir a Londres y al principio llegas a un país nuevo, sin trabajo, con mucho tiempo libre, y ahí  fue cuando tome la decisión de comenzar a correr. El primer día corrí 10 minutos y las agujetas me duraron casi 3 días, pero el segundo corrí 11, el tercero 12 y así hasta llegar a 30 minutos… ¡30 minutos! Luego comencé a trabajar y no disponía de tanto tiempo, por lo que sólo podía hacerlo unos 3 días en semana.

Además, vives sola y cocinar para uno sólo cuesta… lo que me llevo a cambiar la alimentación y cenar fruta, ensalada, yogures o leche con cereales.

Ese fue mi comienzo, sin querer, sin plantearme nada, llegué a Alcalá un 15 de noviembre y todo el mundo me decía lo que había cambiado y dije… qué coño!  Si he hecho esto sin apenas esfuerzo... Yo puedo ir a más! El 1 de diciembre ya tenía pensado cómo iba a ser mi alimentación a partir de ese momento y allí estaba en el gimnasio y sin pensarlo, lo primero que hice fue meterme a spinning (no hace falta decir que acabé roja y el pulmón se me salía por la boca).

Poco a poco vas cogiendo resistencia, principalmente en tres clases a las que yo iba:

-         

          Te metes a spinning y los monitores son como máquinas… dale duro! Sube carga! Un cuarto de carga! Y tú sólo tocas la carga para no quedar en ridículo y que parezca que realmente le has puesto. Pero poco a poco, le vas metiendo carga cada vez más y llega un momento en el que si el profesor dice medio cuarto de vuelta tú dices… con un cuarto entero puedo! Y, ¿sabes qué? Que si yo puedo tú puedes.

-          

    Te metes a body combat el primer día y descubres agujetas en músculos que para ti antes no existían. Empieza el monitor… no bajes la guardia (joder qué difícil es mantener la guardia el primer día), te explica 500 tipos de patadas que tú no diferencias y llega la broma y te dice…salta! (y ves como la gente salta 1m y tú no llegas ni a 5cm), pero poco a poco tú le puedes meter intensidad, mantienes la guardia arriba, ves la diferencia en las patadas y… saltas! (jamás pensé que la potencia del salto se pudiera trabajar y sí, se puede). Y, ¿sabes qué? Que si yo puedo tú puedes.

-        

          Te metes a body pump (tras 6 meses intensos de spinning y body combat y perder 27 kilos te sobra chicha por todos los sitios, asi que body pump es la clase perfecta para tonificar) y lo mismo… al principio 1,25 a cada lado, luego llega el día de ponerte la “pesita” roja y joder… cómo se nota! Y al final acabas poniéndote el mismo peso que esos monitores que tan tochos están! Y, ¿sabes qué? Que si yo puedo tú puedes.

Por último me gustaría comentar cómo cambió mi alimentación:

Visto que en Londres tan sólo cambiando las cenas y haciendo poco deporte ya empecé a perder peso, me mentalicé de un cambio de hábitos (jamás lo escribí, no era una dieta, sino una nueva forma de comer).

Cambié esos bollos o galletas del desayuno por un exquisito trocito de pan con aceite, un café y una pieza de fruta. Llegaba el medio día y tocaba comer otra fruta. A la hora de comer me daba exactamente igual, pero exactamente igual (tampoco te pienses que me comía hasta el chorizo de las lentejas jaja), pero llegaba la hora de merendar y tocaba yogur o fruta y llegaba la hora de cenar y tocaba ensalada, yogur con cereales, rollitos de salmón ahumado con queso de burgos… No hace falta que te dé más ejemplos, sabes de sobra qué son cenas ligeras, que son para mí la clave.

Y así es, señoras y señores, como tú también puedes perder peso. No te voy a decir que sea un camino fácil, llega un momento que te sientes tan bien contigo misma con el nuevo cambio de hábitos que el salir normalmente comienza a ser un problema (demasiados alimentos prohibidos en mi cambio de hábitos ya comentados en este blog: dulces, alcohol, salsas…), pero siempre puedes darte un capricho... ¿Por que no?

Te contaré un último truco! La mayoría de las personas se pesa una vez a la semana, no elijas el lunes, pues si cometes algún exceso, lo harás en el fin de semana por regla general. Yo siempre lo dejaba para el martes.

Espero que la historia te haya servido y que no te haga falta pensarlo más, déjate 3 días para pensar cómo vas a cambiar tus hábitos y a darle duro a la alimentación y al gimnasio! Y recuerda siempre que SI FUERA FÁCIL, LO HARÍAN OTROS. Que tú eres fuerte y que si yo puedo, tú puedes. ¡Ánimo! ¡Apúntate conmigo a lograr mis nuevos objetivos!

Un beso a todos !!